“Un peso que se coloque en Cultura, es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos”. Fueron las palabras exactas de una ministra ausente, displicente, que ocupa un cargo para el cual no tiene competencia alguna; y peor aún, no le interesa.
Hoy, artistas, creadores, gestores, públicos, nos sentimos absolutamente invisibilizados y pasados a llevar por adolecer de una figura gubernamental que nos defienda y valore en lo más mínimo el aporte que significan las culturas y las artes para el desarrollo integral de nuestra nación. Este es el país de Gabriela Mistral, Violeta Parra, Jorge González, y tantos otros valiosos artistas y creadores, del cual nuestro Chile se enorgullece cuando les conviene, como si fuésemos un producto de feria que mostrar.
Así como en el ministerio de la mujer y equidad de género no existe ministra: “Hoy en Cultura tampoco tenemos ministra”
Las paupérrimas situaciones de vida que han tenido que enfrentar, las y los trabajadores de la cultura, debido a la crisis sanitaria, se han manifestado con mucha más crudeza. Penosas son la serie de declaraciones se la señora Valdés que caen en la indolencia, el abandono y pasividad, haciendo indefendible e incompatible su gestión como representante y encargada de este ministerio.
El no considerar la cultura como un elemento esencial para el desarrollo humano y social, implica desconocer los factores que elevan esta área como un derecho humano, en consecuencia, las conclusiones de la Ministra develan el contrario sentir que tiene en relación a su tarea constitucional, sobre todo, social. Por todo lo anterior, y por una cuota mínima de decencia le volvemos a exigir: ministra renuncie, hágalo por la cultura, hágalo por el país al que juró o prometió representar.