Chile es el segundo país con incremento en la taza de suicidios en los últimos años, un 90%.
Los problemas de salud mental han escalado en nuestra sociedad. Un aumento de 215%, ubica el suicidio adolescente como la segunda causa de muerte entre los 15 y los 19 años y la tercera entre los 10 y los 25 años.
El modelo de crianza patógeno que caracteriza a la sociedad chilena, silencia las expresiones de estrés de los adolescentes y reduce los espacios de juego y de conversación de sus necesidades. Los cambios físicos y emocionales propios de la pubertad pueden originar cierta vulnerabilidad a los problemas mentales.
En este contexto, padecer una enfermedad psiquiátrica aumenta el riesgo de cometer suicidio, pero no es una condición sin la cual no pueda ocurrir ya que sólo un 15% de las personas con un cuadro clínico de este tipo mueren por suicidio.
Los cuidados parentales orientados a fomentar en los adolescentes la capacidad reflexiva para comprenderse a sí mismos y a los otros, constituyen el principal factor protector del riesgo suicida. Acoger y escuchar a los adolescentes es siempre positivo, fortalece las relaciones familiares de buena calidad y facilita la prevención de conductas suicidas.
La Organización Mundial de la Salud, asegura que el 50% de las enfermedades mentales durante la adultez tienen su origen en la adolescencia. Un diagnóstico temprano y tratamientos adecuados pueden lograr un cambio en la vida de los menores con trastornos mentales. Sin embargo, cerca del 70% de los adolescentes con enfermedades mentales no recibe atención adecuada en el momento preciso.